
La reacción de las Bolsas a los ataques estadounidenses ha sido menos agresiva de lo esperado en un principio por los expertos, especialmente en comparación con hace poco más de una semana, cuando Israel lanzó ataques aéreos contra Irán. De hecho, las Bolsas europeas que abrieron con tímidos recortes, cotizan con leves a alzas a media sesión. Si la semana pasada los mercados temían que Estados Unidos se involucrase en el conflicto, ahora que el temor es realidad no ha llegado el esperado punto de inflexión en el mercado.
¿De qué depende la reacción del mercado?
Los inversores han optado por esperar y ver. Ahora, todo depende del líder supremo de Irán, Alí Jamenei, quien debe determinar la respuesta al ataque estadounidense. De cómo esta respuesta influya en el suministro de petróleo y en la estabilidad regional dependerá la reacción del mercado. Según explica el economista jefe de AXA IM, Gilles Moëc, “a corto plazo, la magnitud de la reacción del mercado al ataque estadounidense sobre las instalaciones nucleares iraníes dependerá de hasta qué punto Irán decida contraatacar. Seguimos considerando que cerrar el Estrecho de Ormuz sería contraproducente para Irán: más allá de la respuesta militar que provocaría, reduciría drásticamente su capacidad financiera y tensionaría su relación con China, que depende en gran medida del petróleo del Golfo. En un cálculo racional, Teherán debería optar por la cautela”, añade Moëc. “La incertidumbre es la nueva normalidad de los mercados”, resume Manuel Pinto, “las Bolsas se han acostumbrado a vivir con esa tensión geopolítica”.
¿Qué perspectivas barajan los expertos?
Desde Bankinter apuntan que aunque el impacto de los índices ha sido “muy inferior a lo que la lógica dicta, deberán pasar semanas hasta que pueda realizarse una evaluación fiable de la situación, siendo lo más probable que las Bolsas se queden atascadas, que lateralicen o retrocedan ligeramente mientras tanto”. Por lo general, los bancos de inversión no creen que deba subestimarse la gravedad de los acontecimientos, pero a falta de interrupciones del suministro petrolero, no ven un riesgo sistémico para los mercados globales. Y algunos, incluso, se muestran optimistas respecto a algunos activos de riesgo. “Los mercados ven el ataque a Irán como un alivio, ahora que la amenaza nuclear en la región ha desaparecido”, argumenta Dan Ives, director general de Wedbush, en declaraciones recogidas por CNBC. La Bolsa de Israel marcó el domingo máximo histórico.
La clave, el Estrecho de Ormuz (de nuevo)
El principal factor disruptivo es el bloqueo del tráfico marítimo del Golfo Pérsico en el Estrecho de Ormuz. Tal y como explica Renta 4 explican, tras la recomendación del parlamento iraní de aprobar el cierre del Estrecho de Ormuz (por primera vez desde 1972), la decisión debe ser ratificada por el máximo cuerpo de seguridad de Irán (Consejo Superior de Seguridad Nacional). Una luz verde al bloqueo impactaría a cerca del 20% del comercio global de crudo y, según algunos bancos de inversión globales, podría presionar el precio del crudo por encima de 100 dólares por barril. Otras entidades son más pesimistas.
En cualquier caso, los expertos consideran que al propio Irán no le interesa cerrar el estrecho por el impacto en sus ingresos y el descontento que provocaría en sus principales consumidores. Según estimaciones de la Asociación de Información de la Energía (EIA), el 84% del petróleo crudo y condensado y el 83% del gas natural licuado que circularon por el Estrecho de Ormuz se dirigieron a los mercados asiáticos en 2024. China, India, Japón y Corea del Sur fueron los principales destinos del crudo que circuló por el Estrecho de Ormuz con destino a Asia, con un 69% combinado de todos los flujos de crudo y condensado de Ormuz en 2024.
¿Hay alternativas?
“El posible bloqueo afectaría tanto al origen como al destino del petróleo. En el origen, la propia Irán se vería muy afectada, aunque es Arabia Saudí la que más petróleo envía a través del Estrecho”, explican desde MacroYield. Sin embargo, tanto Arabia Saudí y los EAU disponen de algunas infraestructuras que pueden evitar el estrecho de Ormuz, lo que podría mitigar en cierta medida cualquier interrupción del tránsito por el estrecho. Según la EIA, los oleoductos no suelen funcionar a plena capacidad, y estiman que unos 2,6 millones de barriles diarios de capacidad de los oleoductos saudíes y emiratíes podrían estar disponibles para eludir el estrecho en caso de interrupción del suministro. Con todo, a través de Ormuz circulan entre 15 y 20 millones de barriles diarios, sin contar el tránsito de gas natural.
¿Qué activos sirven de refugio en caso de turbulencia?
Como explica Gilles Möec, “desde un punto de vista puramente macrofinanciero, vigilaremos en los próximos días si se observa algún comportamiento de refugio seguro a favor del dólar y los activos estadounidenses sin riesgo”. Según explica, “la reacción inicial del domingo por la noche apuntaba a cierto fortalecimiento del dólar, hacia 1,1470 desde el cierre del viernes en 1,1522, pero queremos ver cómo reacciona el mercado en los próximos días. De hecho, la semana pasada nos sorprendió cómo, a diferencia de episodios anteriores de tensión en Oriente Medio, los bonos del Tesoro de EE UU y el dólar no repuntaron de forma tangible tras los primeros ataques israelíes a Irán. Si esto se repite esta semana, sugeriría que el mercado sigue muy preocupado por la postura política general de EE UU, especialmente en materia comercial y fiscal”.
¿Cómo afecta la crisis a los tipos de interés?
Según la Fed, cada subida de 10 dólares por barril en el precio del crudo supone 2 décimas en inflación, lo que supondría un incremento de 4 décimas por los 20 dólares acumulados desde los mínimos de mayo. En este sentido, la crisis puede complicar los recortes de tipos esperados para los principales bancos centrales, indica Renta 4.