
Los repúblicanos tratan de aprobar este martes contra viento y marea el enorme proyecto de ley de impuestos y migración que el presidente de Estados … Unidos quiere convertir en su norma estrella de la legislatura. El Senado ha permanecido esta madrugada enfrascado en una maratoniana ronda de debate sobre las enmiendas a la denominada ‘ley grande’ de Donald Trump. El líder de la mayoría en esta Cámara, el conservador John Thune, ha admitido que esta mañana todavía no sabía si contaba con los votos necesarios para aprobar la norma. A primera hora se ha reunido con los republicanos que rechazan el proyecto para, al menos, garantizar un mínimo de cincuenta apoyos. En la madrugada hubo cinco importantes deserciones republicanas que pusieron en peligro la aprobación de la legislación, pero en este momento la oposición interna parece reducirse a tres senadores.
En estas condiciones, la legislación podría ser aprobada y enviada a la Cámara de Representantes de inmediato. Trump ha exigido que el Congreso dé via libre a la ‘ley omnibus’ y se la remita para su firma antes del 4 de julio. Pero los plazos parecen inasumibles.
La norma ha despertado el rechazo de los demócratas, pero también de algunos sectores conservadores, que consideran que su aplicación conllevará un fuerte endeudamiento general y recortará más de 1,1 billones de dólares a prestaciones sociales como la cobertura médica Medicaid. El proyecto aborda varias de las prioridades legislativas de Trump: una extensión del recorte de impuestos que ya puso en marcha en 2017 para las rentas millonarias (una medida que expira este año y quiere renovar), así como, una significativa dotación para financiar la campaña de deportación masiva de migrantes. La ley dispone fondos para contratar a miles de nuevos agentes de inmigración.
El largo proceso de enmiendas ha llevado toda la jornada del lunes y la madrugada de este martes. Los demócratas han enfocado sus esfuerzos en salvar la sanidad pública y los programas sociales, así como en desafiar los recortes fiscales para los ricos. Los republicanos tienen una estrecha superioridad de solo 53 escaños en el Senado, así que han tratado de aprobar la norma por una mayoría simple, lo que supone 51 votos, a los que el vicepresidente JD Vance añadiría el suyo si se produce un empate con los demócratas. Por eso, para los conservadores es crucial atraer a los disidentes de su propio partido.
Los senadores desafectos
Entre los desafectos figuran los senadores republicanos Rand Paul, que exige reducir el gasto previsto en la nueva ley, y Thom Tillis, opuesto a los recortes en el Medicaid. Trump, como es costumbre en él, ha respondido con descalificaciones hacia sus compañeros de filas. De hecho, ha amenazado a Tillis con apearle de las próximas primarias del partido para las elecciones intermedias, a lo que éste ha respondido con tranquilidad que no pretende presentarse de nuevo al cargo de senador en 2026.
Las otras tres disidencias de la madrugada pasada incluían a Susan Collins y Lisa Murkowski, muy críticas con los recortes al Medicaid, aunque no habían anunciado cuál sería su voto final, y Ron Johnson, que no considera suficientes los esfuerzos de reducción del déficit. Sin embargo, era el senador más proclive a buscar un compromiso.
Los cambios en la legislación pueden dejar a millones de personas fuera de la cobertura médica ya que exigirá tener un trabajo vigente para disfrutar de ella. Además, pone fin a la expansión del Medicaid en decenas de Estados. Y mientras en Sanidad se rebajan los fondos, Trump prevé dispararlos en inmigración para financiar la contratación de casi 20.000 nuevos agentes en la búsqueda de inmigrantes sin papeles y la tramitación de deportaciones.
Pero lo que más inquieta a los republicanos críticos es que la deuda federal de Estados Unidos alcanza ahora los 36,22 billones de dólares y la ‘ley omnibus’ agregará aproximadamente 3,3 billones más durante la próxima década, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. Solo el pago de intereses a la deuda actual asciende a una cantidad multimillonaria, razón fundamental de las críticas de Trump al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y su presión para que reduzca las tasas de interés.
América, el proyecto político de Musk
El aumento récord de la deuda federal que propone la legislación ha provocado de nuevo el retorno de Elon Musk, que ha renovado el ataque a la norma y amenazado con crear un partido si es aprobada. «Es obvio el gasto demencial de este proyecto de ley«, ha dicho antes de criticar ferozmente a su antiguo amigo y presidente. »Vivimos en un país de un solo partido: el partido del cerdo gordo«, en alusión a una frase popular con la que ha querido referirse a cómo la Administración hincha los presupuestos para supuestamente hacer que encajen sus cifras con el déficit previsible en los próximos años.
Evidentemente, Trump ha respondido y amenazado al multimillonario con suspender todos los contratos de sus empresas, en especial Space X, con el Gobierno. «Es hora de (crear) un nuevo partido político que realmente se preocupe por la gente», ha replicado Musk.
El archimillonario ha advertido a los repúblicanos que voten por «el mayor aumento de la deuda en la historia» que «perderán sus primarias el próximo año, aunque sea lo último que haga en esta tierra». De hecho, el dueño de Tesla ha puesto ya nombre al partido que fundaría en eseo caso: América. »Se formará al día siguiente de que ese proyecto de ley de gasto demencial se apruebe«. En ssu opinión, la norma causará «un daño estratégico inmenso en el país» y »ofrece «ayudas a las industrias del pasado, al tiempo que perjudica a las industrias del futuro».
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