
León XIV será mi sexto Papa. No resulta del todo improbable que pueda acabar siendo el último. Quizás por eso me lo tomo con calma. Sin una necesidad imperiosa de ponerme a buscar en su cuenta de X para ver si sale un tuit que le cancele para lo que le pueda quedar de papado. Tras ver pasar a tantos sucesores de Pedro uno ha aprendido que el papado imprime carácter y siempre se trata de cómo acaban, no de cómo empiezan.
Que hace una década a un obispo peruano de más de 50 años le pareciera demasiado benigna la forma en que se representaba en la televisión a las familias con padres del mismo sexo resulta tan revelador como recordar que también se lo pareció a buena parte de la población católica y la opinión publicada. Los tiempos ha cambiado. Puede que León XIV también. Aún no tengo una opinión formada.