
El bombardeo de Estados Unidos a las instalaciones nucleares iraníes promete elevar la presión sobre el precio del crudo, que ya había subido en los días previos por la ofensiva israelí. El ataque ordenado en la noche de este sábado por un imprevisible Donald Trump pone en riesgo no solo a la seguridad de toda la región, sino que tensa aún más la economía mundial en medio de la guerra arancelaria que el presidente estadounidense mantiene con el mundo. “Creo que la incertidumbre cubrirá los mercados, ya que ahora los estadounidenses de todo el mundo estarán expuestos. Esto aumentará la incertidumbre y la volatilidad, especialmente en el petróleo”, ha asegurado Mark Spindel, director de inversiones de Potomac River Capital, citado por Reuters.
Los analistas temen que ese alza del petróleo incida a su vez, como es lógico, en la inflación y en la política de tipos de los bancos centrales. El propio Trump ha atacado con dureza al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, al que ha denominado de forma irónica como el “señor demasiado tarde” por no bajar los tipos de interés al ritmo al que desea el presidente estadounidense. Ambos mantuvieron una reunión a finales de mayo, tras la que la Fed aseguró que seguiría actuando de forma independiente, basándose en los datos que fuese recibiendo. El ataque a Irán, irónicamente, podría armar de más argumentos a Powell frente a Trump para no aflojar la política monetaria estadounidense.
Los analistas señalan que el escenario más probable es que Irán responda atacando los intereses de EE UU en Oriente Medio, algo que se puede deducir de las palabras del régimen iraní, que ha señalado que se reserva “todas las opciones” para responder al bombardeo. Una respuesta de Irán podría ser atacar la infraestructura petrolera del Golfo Pérsico en lugares como Irak u obstaculizar el paso de barcos por el estrecho de Ormuz. “Mucho depende de cómo responda Irán en las próximas horas y días, pero esto podría encaminarnos hacia un petróleo de 100 dólares si Irán responde como ha amenazado previamente”, ha declarado a Reuters Saul Kavonic, analista senior de energía de la firma de investigación de renta variable MST Marquee en Sídney.
Además del oro negro, otro gran afectado es el gas natural, que ya se había disparado —incluso por encima de lo que lo hizo el petróleo— antes del ataque estadounidense, cuando el conflicto se circunscribía a un enfrentamiento entre Israel e Irán. Esto se debe a la amenaza de bloqueo del estrecho de Ormuz, que pone en jaque el 20% de la producción mundial de gas natural licuado. Tras la invasión de Ucrania en 2022, Europa necesita importar gas durante todo el año para disponer de reservas al completo de cara al siguiente invierno. Actualmente, según Bloomberg, en Alemania están al 46% de su capacidad, el nivel más bajo a estas alturas de año desde antes de la invasión. A pesar de la apuesta europea por las energías renovables, el gas natural sigue siendo una pieza fundamental en el mix energético a través de las centrales eléctricas de ciclo combinado, ahora más activas en España después del apagón de febrero. Este estrecho se encuentra entre Omán e Irán y es la principal ruta de exportación para Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irak y Kuwait.
Volviendo al petróleo, los futuros del crudo Brent, referencia mundial, han subido hasta un 18% desde el 10 de junio, alcanzando un máximo de casi cinco meses de 79,04 dólares el jueves, un número que puede ser superado esta semana cuando abran los mercados. Jamie Cox, socio director de Harris Financial Group, afirmó después de conocerse los ataques de EE UU que los precios del petróleo probablemente subirían, pero que esperaba que los precios se estabilizaran en unos días, ya que los ataques podrían llevar a Irán a buscar un acuerdo de paz con Israel y Estados Unidos.
“Con esta demostración de fuerza y la aniquilación total de su capacidad nuclear, han perdido toda su influencia y probablemente presionen el botón de escape hacia un acuerdo de paz”, ha indicado Cox.