
China lidera el desarrollo y expansión de las energías renovables en el mundo. Ecuador espera inversión china por USD 400 millones hasta el 2026.
“China ha construido el sistema de energía renovable más grande y de más rápido crecimiento del mundo, así como la cadena industrial de nuevas energías más grande y completa”.
Con esa cita textual atribuida al presidente Xi Jinping, la agencia de noticias Xinhua emitía un reporte el 23 de abril de 2025, en el marco de la Reunión de Líderes sobre el Clima y la Transición Justa.
En los últimos cinco años –remarcó el Presidente– China ha acelerado sus acciones enfocadas en un desarrollo verde global y que hoy consolida su liderazgo en el impulso de energía limpia.
En la actualidad, el gigante asiático lidera la producción de paneles solares en el mundo, registra el 65% de la fabricación de turbinas eólicas y hasta encabeza el mercado mundial de vehículos eléctricos.
«La transformación verde no solo es la vía esencial para abordar el cambio climático, sino también un nuevo motor para el desarrollo económico y social». Xi Jinping
Tras la visita del presidente Daniel Noboa a China, Ecuador espera recibir más cooperación en energía, minería, electricidad y construcción de infraestructura.
Inversión en Ecuador
Uno de los resultados de la visita del presidente Noboa a China y España (junio, 2025) es la oferta de inversión de USD 1.000 millones, para proyectos energéticos.
USD 400 millones los invertirá Power China en proyectos de energía renovable y almacenamiento. Los recursos llegarán progresivamente hasta diciembre de 2026.

El acuerdo con la firma asiática también incluye asistencia técnica para potenciar el Plan Maestro de Electricidad, que no ha sido actualizado desde el 2012.
Los otros USD 600 millones se concretaron en España. Allí se acordaron negociaciones con el Grupo COX, una empresa española de energía renovable, solar fotovoltaica, que desarrolla actividades de generación, comercialización de electricidad en España y México.
Esta firma invertirá en cinco proyectos eléctricos: Tocachi, Malchingui, La Ceiba 1, Matala, Illapo 1, y en una línea de transmisión de 80 kilómetros.
Energía, como prioridad
En la primera década de este siglo, el gigante asiático identificó su dependencia energética del extranjero como una vulnerabilidad estructural.
Ante ello, puso en marcha una estrategia industrial de largo plazo centrada en convertirse en una potencia de las energías limpias y consolidar su liderazgo.
Tras dos décadas y gracias a la aplicación de políticas gubernamentales, fuertes inversiones, avances tecnológicos y economías de escala, llegaron los resultados: hoy, la energía renovable representa el 56% de la capacidad total instalada de China.
De aquí en adelante, también será determinante la vigencia de la Primera Ley de Energía de China, cuya redacción y análisis comenzó en 2006, fue aprobada en noviembre del 2024 y entró en vigencia desde el 1 de enero de 2025.
La nueva ley incluye nueve secciones, que abarcan planificación energética, desarrollo y utilización de la energía, sistema de mercado energético, reservas energéticas, innovación en ciencia y tecnología energéticas, supervisión y gestión, responsabilidades legales, entre otras.
La ley establece, en particular, que China dará prioridad al desarrollo de energías renovables como la hidroeléctrica, eólica, solar, de biomasa, geotérmica, la marina y la del hidrógeno, al tiempo que fomenta un uso racional, limpio y eficiente de los combustibles fósiles.
Y el país asiático no solo mira casa adentro; su influencia global se expande.
Por ejemplo, en la IV Reunión Ministerial China-CELAC (mayo, 2025), Xi Jinping llamó a estrechar la cooperación en sectores estratégicos, como energía, tecnología y comercio.
Esta agenda se alinea con objetivos claves de China en América Latina: promover su iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda y asegurarse el acceso a recursos naturales de la región.

Liderazgo y transformación verde
China se ha consolidado como el principal actor global en el desarrollo y expansión de las energías renovables, gracias a una combinación de inversiones masivas, dominio tecnológico y políticas públicas ambiciosas orientadas a la sostenibilidad.
La posición de liderazgo se sustenta en diversos factores clave que reflejan su compromiso con la transición energética.
En primer lugar, China domina la producción de componentes esenciales para la generación de energía limpia. Produce más del 80% de los paneles solares del mundo y controla el 65% de la fabricación de turbinas eólicas, lo que le permite tener un control estratégico sobre el suministro global de tecnologías renovables.

Además, procesa cerca del 90% de las tierras raras, minerales fundamentales para la fabricación de dispositivos tecnológicos y energías limpias.
Este liderazgo industrial se refleja también en su impresionante capacidad instalada. A finales de 2024, la capacidad acumulada de energías renovables en el país alcanzó los 1.889 millones de kilovatios, de los cuales más de 800 gigavatios corresponden a energía solar. Estas cifras posicionan a China como el mayor generador de energía renovable del planeta.
La transición energética también ha sido una oportunidad económica. La industria de tecnologías limpias representa actualmente el 10% del PIB chino, impulsada por inversiones a gran escala.
Vehículos eléctricos y objetivos ambientales
Entre 2009 y 2023, el país destinó USD 231.000 millones al desarrollo de la industria de vehículos eléctricos, sector en el que también lidera el mercado.
La firma china BYD encabeza el mercado mundial de estos vehículos, al superar a la estadounidense Tesla a inicios de este año.
Para ampliar su presencia en el mercado, el 27 de junio de 2025, Xinhua informó que BYD colocó la primera piedra, para la ampliación de su planta de producción de autobuses y camiones eléctricos, en el norte de Hungría.

Los avances en energías limpias también están ligados a objetivos ambientales concretos. China se ha propuesto eliminar la ‘contaminación severa del aire’ para 2025, una meta que impulsa sus políticas de transición energética.
A largo plazo, ha establecido dos compromisos fundamentales: alcanzar el pico de emisiones de CO2 antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono antes de 2060.
Paralelamente, entre 2013 y 2023, China invirtió más de USD 26.000 millones en soluciones basadas en la naturaleza para garantizar la seguridad hídrica, un elemento clave en su estrategia de sostenibilidad.
En conjunto, estos factores explican por qué China no solo lidera en capacidad y producción renovable, sino que también está marcando el rumbo global hacia una economía descarbonizada.
Con información de YUOTOPIA