
Los expertos en energía, a los que el mercado les concede el beneplácito de un relativo margen de error estructural en sus diagnósticos y pronósticos por tener que vigilar, analizar y controlar demasiados componentes y casi todos ellos, factores determinantes y, en ocasiones, con efectos fulgurantes sobre la cotización del crudo. Pero en la actualidad ha surgido un acontecimiento de extraña explicación. La OPEP, ahora + desde que en 2016 acogiera a una decena de productores, entre ellos Rusia, siempre había tomado decisiones midiendo los tiempos y, sobre todo, a favor de la climatología del mercado.
Sin embargo, a comienzos de mayo corroboró un sorprendente aumento productivo de 411.000 barriles diarios con vigilancia extrema por parte de su alma mater, Arabia Saudí, a todos aquellos socios que, como en no pocas veces en el pasado, se salten sus cuotas para adquirir ventajas competitivas en el negocio del crudo. Y ahora, el pasado viernes, el cártel debatió otro repunte similar para el conjunto de los 23 miembros del club más efectivo del planeta manejando precios de materias primas esenciales.